Aunque ya han pasado varios días del derbi madrileño me apetecía compartir un pequeño artículo que escribí con mi visión como aficionado merengue del partido. Queda para un siguiente post el Alcorconazo que sufrimos en la Copa del Rey y que aun debo digerir.
Un año más el Real Madrid venció al eterno rival madrileño. Ya van más de diez años sin que el Atlético de Madrid nos gane y eso para la animosa afición rojiblanca ya es demasiado. Y mucho cuidado que este Atlético de Madrid se empieza a parecer al de la temporada 1999/2000 y ya sabemos dónde terminó.
El partido tuvo un claro dominador durante sesenta y cinco minutos, el Real Madrid jugaba como quería ante un Atlético de Madrid huérfano de calidad en el que su jugador más determinante, el Kun Agüero, calentaba el banquillo en una de esas decisiones cuanto menos rara de los entrenadores.
El Real Madrid sin hacer gala de ese juego espectacular que todas y todos los madridistas esperamos (Cristiano te necesitamos) pasó por encima del Atlético de Madrid poniendo un claro 0-3 en el marcador en el minuto sesenta y tres.
Estábamos viendo un Real Madrid serio, organizado y con pegada; era el Real Madrid de la primera parte del partido contra el Milán, en definitiva era la cara amable que todas y todos queremos ver, era el Dr. Jekyll de la célebre novela escrita por Robert Louis Stevenson.
Hasta que en el minuto sesenta y cinco, el Dr. Jekyll se transformó en Mr. Hyde. La justa expulsión de Sergio Ramos transformó al equipo serio, organizado y con pegada en un equipo anárquico, desorganizado y timorato que nos recordaba al del día del Alcorcón, del Sevilla, de la segunda parte de Milán…dos goles casi seguidos del Atlético de Madrid que pudieron ser tres sino hubiera estado allí el de siempre: San Iker Casillas.
El partido tuvo un claro dominador durante sesenta y cinco minutos, el Real Madrid jugaba como quería ante un Atlético de Madrid huérfano de calidad en el que su jugador más determinante, el Kun Agüero, calentaba el banquillo en una de esas decisiones cuanto menos rara de los entrenadores.
El Real Madrid sin hacer gala de ese juego espectacular que todas y todos los madridistas esperamos (Cristiano te necesitamos) pasó por encima del Atlético de Madrid poniendo un claro 0-3 en el marcador en el minuto sesenta y tres.
Estábamos viendo un Real Madrid serio, organizado y con pegada; era el Real Madrid de la primera parte del partido contra el Milán, en definitiva era la cara amable que todas y todos queremos ver, era el Dr. Jekyll de la célebre novela escrita por Robert Louis Stevenson.
Hasta que en el minuto sesenta y cinco, el Dr. Jekyll se transformó en Mr. Hyde. La justa expulsión de Sergio Ramos transformó al equipo serio, organizado y con pegada en un equipo anárquico, desorganizado y timorato que nos recordaba al del día del Alcorcón, del Sevilla, de la segunda parte de Milán…dos goles casi seguidos del Atlético de Madrid que pudieron ser tres sino hubiera estado allí el de siempre: San Iker Casillas.
Mañana escribiré sobre el Alcorconazo si soy capaz de digerir el resultado y si soy capaz de moderar mi indignación como madridista.
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