El 4 de Septiembre de 1.941 el ejército alemán en plena operación Barbarroja inició el bombardeo y el asedio de la ciudad rusa de Leningrado (la actual San Petersburgo) que duraría 900 días.

El asedio fue una combinación de hambre, bombardeos sorpresivos y frío extremo (hasta 40 grados bajo cero). La muerte convivía con los habitantes, y muchos incapaces ya de soportar el peso de sus propios cuerpos se desplomaban en las calles, de una forma tan recurrente, que hasta los niños se acostumbraron a los cadáveres y al penoso sufrimiento de los agonizantes. El bloqueo también afecto las reservas de combustibles, de manera que se paralizaron el transporte público y los sistemas de calefacción. Ante la falta de alimentos la población tuvo que recurrir a la antropofagia y al mercadeo de cadáveres.
El dato extraoficial de víctimas es de 1.200.000 personas.
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