Hace escasas fechas acabé de leer el libro de Jorge Martínez Reverte, La Batalla de Madrid. Es, a mi juicio, un muy buen libro que relata la vida en el Madrid del comienzo de la Guerra Civil, justo desde el 27 de Septiembre de 1936 al 22 de Enero de 1937.
Jorge M. Reverte recoge la crónica del día a día entre esas fechas marcadas por lo que se llamó la Batalla de Madrid. Se citan partes de guerra del bando republicano y del bando rebelde (yo me negaré siempre a llamarlos nacionales, como si la nación fuera solo patrimonio del bando franquista) así como relatos de personas que participaron en esos dramáticos días del comienzo de la Guerra Civil.
Esa forma de relatar los acontecimientos le ha servido a Jorge M. Reverte para contar las cosas desde la neutralidad, usando diferentes fuentes de información y es lo que le da para mi un mayor valor al libro alejado de las proclamas de uno u otro bando que muchas veces se publican.
La guerra en Madrid se vivió de dos maneras muy distintas: desde el pánico de los que veían llegar a los franquistas y habían tomado la decisión de resistir con el lema "No Pasaran" y desde los que permanecían esperando su llegada.
Madrid era el centro de operaciones, el centro político y tambien el objetivo que el bando rebelde tenía para finalizar la guerra por la vía rápida. Hasta ese momento el despliegue de las tropas franquistas había sido un paseo militar desde el 18 de Julio hasta llegar a los "muros" de Madrid.
Y los "muros" de Madrid fueron sus ciudadanos, y estos "muros" resistieron más de lo que Franco y los propios dirigentes de la República (evacuados ya a Valencia) pudieron imaginar. Miles y miles de madrileños y madrileñas junto con los brigadistas internacionales, dirigidos por los militares republicanos Vicente Rojo y Jose Miaja, defendieron la República y murieron esos días bajo el "No Pasarán". Murieron también históricos dirigentes como el anarquista Buenaventura Durruti.
Y los "muros" de Madrid fueron sus ciudadanos, y estos "muros" resistieron más de lo que Franco y los propios dirigentes de la República (evacuados ya a Valencia) pudieron imaginar. Miles y miles de madrileños y madrileñas junto con los brigadistas internacionales, dirigidos por los militares republicanos Vicente Rojo y Jose Miaja, defendieron la República y murieron esos días bajo el "No Pasarán". Murieron también históricos dirigentes como el anarquista Buenaventura Durruti.
En Madrid, la Guerra Civil cambió de rumbo, aunque el resultado final fuera el por todos conocido. Cuando a finales de 1936 el general Mola dirigía la ofensiva sobre Madrid, estaba tan seguro de lo rápida y sencilla que iba a ser su conquista que, entre otras manifestaciones públicas de optimismo, citó al corresponsal del Daily Telegraph para entrevistarse en el plazo de apenas unos pocos días y en algún café del mismo centro de Madrid. Por su parte y respondiendo al desafío con sorna, ciertos establecimientos de la ciudad sitiada prepararon una mesa que aguardaba al general para su entrevista… bajo una bandera republicana.
Lo que se iba a convertir en un paseo triunfal se convirtió en una encarnizada batalla y en unos agónicos dos años de sufrimiento por parte de la población madrileña (tengo la fortuna de aun contar con los relatos de mi padre que con 10 años vivió el inicio de la Guerra Civil en Madrid y de escalofriantes y espeluznantes se pueden considerar sus relatos de cómo tenían que sobrevivir día a día en una ciudad bombardeada constantemente por las baterías franquistas instaladas en el Cerro Garabitas-Casa de Campo y por los aviones que Adolf Hitler puso a disposición de Franco).
En el libro también se refleja el día a día de la ciudad en una curiosa forma de ver la guerra: por la mañana las y los madrileños acudían al frente en el tranvia y por las tardes acudían a los cafes de la Gran Via a contar lo ocurrido por la mañana.
También me ha servido para rememorar mi vida en Madrid, en la Dehesa de la Villa, a dónde ibamos a jugar entre las trincheras, fortines y bunkers que aun existían y que muchos de ellos siguen existiendo aun hoy. Jugabamos a buscar trozos de metralla, balas perdidas y en definitiva a recrear en el típico juego de niños las batallas que veíamos en películas por la televisión; eso si sobre un verdadero escenario de guerra como fue la Dehesa de la Villa-Ciudad Universitaria.
Muchos de los edificios de la Ciudad Universitaria aun hoy están igual, eso si restaurados, que durante la célebre batalla de la Ciudad Universitaria (las Facultades de Geografia e Historia, de Farmacia, la casa Velázquez...aun conservan los impactos de bala en sus muros). Y tambien se conserva el célebre Puente de los Franceses, que fue el lugar por dónde las tropas rebeldes cruzaron el Manzanares dirección a Moncloa y que fue motivo de una de las canciones populares de guerra más conocidas de la Guerra Civil:
"Puente de los franceses, puente de los franceses, puente delos franceses mamita mia nadie te pasa, nadie te pasaporque los milicianos, por que los milicianos, por que losmilicianos mamita mia que bien te guardan"
Yo recomiendo una visita a esa zona tan bonita de la ciudad de Madrid, donde se puede pasear, montar en bici por las "curvas del muerte" (carretera que asciende desde la Ciudad Universitaria hasta Francos Rodriguez) y dónde tambien se pueden ver todos estos restos que tienen tanta simbologia para muchos madrileños como yo.
A mi me apasiona la Historia y la Arqueologia Militar, por ello recomiendo la visita de la web del Grupo de Estudios del Frente de Madrid. Desde ese colectivo se organizan salidas periódicas a escenarios de la Guerra Civil en Madrid (Casa de Campo, Jarama, Brunete, Moncloa-Parque del Oeste, Dehesa de la Villa) siempre desde el respeto a todos los muertos de uno y otro bando y con el único objetivo de analizar, comprender y conservar los restos aun existentes de la Guerra Civil española en la Comunidad de Madrid.
A mi me gustaría que el Ayuntamiento de Madrid tuviera la iniciativa de conservar todos los vestigios y de crear un Centro de Interpretación que nos permitiera conocer y difundir lo que durante la Guerra Civil pasó en Madrid. Sería el mejor símbolo de recordar para que nos sirva de ejemplo a todas y todos de lo que la especie humana puede llegar a hacer y más en una guerra fraticida que muchas veces enfrentaba a miembros de una misma familia en bandos opuestos.
2 comentarios :
Muy buen libro, aunque al principio parezca un pastiche, porque sirve para compendiar mucho de lo escrito por otros.
Si te interesa el tema puedes profundizar leyendo GUERRA Y VICISITUDES DE LOS ESPAÑOLES, de Julián Zugazagoitia; MADRID EN GUERRA, edición de J. J. Figueres (recopilación de crónicas publicadas en aquellos años por 8 periodistas de uno y otro bando); LA DEFENSA DE MADRID, de Geoffrey Cox (enviado especial a Madrid del diario británico News Chronicle en 1936, recopiló sus crónicas en forma de libro en 1937); MADRID JULIO 1936, de Maximiliano García venero (falangista, cuenta cómo prepararon los fascistas el Alzamiento y cómo trabajó después la quinta columna una vez fracasó el golpe y todo derivó en guerra civil); EL HAMBRE EN EL MADRID DE LA GUERRA CIVIL 1936-1939, de las hermanas Carmen y Laura Gutiérrez Rueda (espectacular, sirve para comprender cómo el asedio de la capital provocó que la población acabara agradeciendo la entrada de los franquistas, aunque sólo fuera para comer algo más que "lentejas evacuadas", que eran lentejas sin lentejas...; o cáscaras de patatas fritas); por no hablar, si lo que te gusta es la estrategia militar, el ASÍ FUE LA DEFENSA DE MADRID, del republicano general Vicente Rojo, quien estuvo al mando del Ejército del Centro.
Y si ya quieres alucinar, puedes leer LAS CAUSAS DE LA DERROTA DE LA REPÚBLICA ESPAÑOLA, de Stepanov (pseudónimo de un alto cargo ruso, presente en España durante la contienda, que preparó un informe para Stalin, recuperado de los archivos soviéticos pasados 50 años) y LOS VENCEDORES DE NEGRÍN, de Edmundo Domínguez (socialista, quien fuera Presidente de la Casa del Pueblo de Madrid y que ocupó el puesto de Comisario Inspector del Ejército del Centro, es decir, el "comisario político", quien explica la traición interna que motivó el derrumbe de la defensa de la ciudad en marzo de 1939 y facilitó el golpe de Casado con el que, desgraciadamente, acabó la Guerra).
Si además lees LA VELADA EN BENICARLÓ, de Manuel Azaña, y compruebas cómo el presidente de la República que debía defenderla se dedicaba a escribir mientras sus compatriotas luchaban por sus ideas (además de decir aquello de que "la vida de un miliciano no vale lo que los cuadros del Museo del Prado"), comprenderás por qué resultó imposible derrotar a un Ejército de fanáticos como el liderado por Franco y, lo que es peor, por qué el franquismo duró hasta la muerte del dictador.
Saludos, amigo.
Muchas gracias Paco. En este momento me estoy leyendo el libro La Guerra Civil Española de Edward Malefakis que recoge artículos muy interesantes de veintiún historiadores de primerisima fila como Raymond Carr, Santos Juliá, Hugh Yhomas, Javier Tusell, Julio Aróstegui o Stanley Payne entre otros. Me apunto tus recomendaciones. Abrazos y buen verano
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